viernes, 11 de mayo de 2018

Nacimiento de Diana y Apolo

Dijo Atenea:
—¿Querrás obedecerme, hijo valeroso de Licaón? ¡Te atrevieras a disparar una veloz flecha contra Menelao! Alcanzarías gloria entre los teucros y te lo agradecerían todos, y particularmente el príncipe Alejandro; éste te haría espléndidos presentes, si viera que al beligero Menelao le subían a la triste pira, muerto por una de tus flechas. Ea, tira una saeta al ínclito Menelao, y vota sacrificar a Apolo Licio, célebre por su arco, una hecatombe perfecta de corderos primogénitos cuando vuelvas a tu patria, la sagrada ciudad de Zelea.

Homero. Ilíada, IV, 93-103.

Los primeros a comparecer fueron los efesios, alegando que Diana y Apolo no eran naturales de Delo, como vulgarmente se cree; antes bien, había en su tierra una selva llamada Ortigia, junto al río Cencrio, donde Latona, cercana al parto y arrimada a un olivo, que aún permanece, parió a aquellas deidades. Que por orden de estos dos dioses se consagró aquella selva; que el mismo Apolo, después de haber muerto los cíclopes, evitó en este lugar la ira de Júpiter; que poco después el padre Libero, victorioso en la guerra de las amazonas, perdonó a todas las que con humildad pudieron acogerse al altar; que la ceremonia de este templo había sido aumentada con permisión de Hércules, cuando era señor de Lidia, sin que durante el imperio de los persas se le menoscabase su derecho, el cual, observado después por los macedones, lo había sido también por nosotros.

Tácito. Anales, III, 61.

lunes, 7 de mayo de 2018

Nacimiento de Dioniso

Zeus enamorado de Sémele yació con ella a escondidas de Hera. Zeus prometió conceder a Sémele lo que le pidiese, y ella, engañada por Hera, pidió que se le presentase tal como había ido al desposorio con la diosa. No pudiendo negarse, Zeus llegó al tálamo en un carro entre relámpagosy truenos y lanzó el rayo. Sémele murió de terror, y Zeus, arrebatando del fuego el feto de seis meses,lo cosió en su muslo. Después de morir Sémele las otras hijas de Cadmo divulgaron el rumor de que su hermana había tenido relaciones amorosas con un mortal y que Zeus la había fulminado por haberlo calumniado. A su debido tiempo Zeus deshizo el cosido y nació Dioniso, que fue confiado a Hermes. Éste lo llevó a Ino y Atamante y los persuadió para que lo criasen como a una muchacha. Pero Hera, indignada, los enloqueció: Atamante mató a su primogénito Learco dándole caza como a un ciervo, e Ino echó a Melicertes en una caldera hirviendo y luego arrastrándola con el cadáver de su hijo se arrojó al mar. Ella recibe también el nombre de Leucotea, y su hijo el de Palemón; así los llaman los navegantes, a quienes socorren en las tempestades. En honor de Melicertes instauró Sísifo los juegos ístmicos. Zeus eludió la cólera de Hera transformando a Dioniso en cabrito, y Hermes se lo llevó a las ninfas que habitaban en Nisa, en Asia, a las que después Zeus, catasterizadas, denominó Híades.

Apolodoro. Biblioteca, III, 4, 3.

Macris, la hija del prudente Aristeo, el que descubrió el producto de las abejas y el jugo de la muy laboriosa aceituna. Aquélla al principio acogió en su regazo al hijo Niseo de Zeus en el interior de Eubea Abántide, y con miel humedeció en derredor su labio reseco, cuando Hermes lo sacó del fuego. Mas la vio Hera y, enfurecida, la expulsó de toda la isla. Ella se estableció, pues, lejos de allí en la gruta sagrada de los feacios y procuró extraordinaria prosperidad a sus habitantes.

Apolonio de Rodas, Argonáuticas, IV, 1131-1140