Pieter Brueghel el Viejo: La siega
Todos nosotros hemos nacido de una semilla venida del cielo; el Éter es nuestro padre común; la Tierra, nuestra madre nutricia, recibe de él las gotas de la lluvia fecundante y da a luz así a las cosechas brillantes, los árboles vigorosos y la raza de los hombres, así como todas las especies salvajes, ya que ella les ofrece los bienes con los cuales se alimentan, llevan una vida dulce y propagan su especie: ¿no merece, pues, el nombre de madre que ha recibido? Y el ciclo se invierte; todo lo que ha salido de la tierra vuelve a la tierra y todo lo que ha bajado de las regiones del éter vuelve al cielo y se hace recibir allí.
Lucrecio.
De la naturaleza de las cosas, II, 900 y ss.
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