Yo te saludo, madre afortunada, ¡oh Latona! Has dado a luz a hijos gloriosos, el gran Apolo y Diana a quien le gusta tirar flechas; ella nació
en Ortygia, él, en el duro Delos, cuando descansabas en las alturas del
Monte Cynthus, cerca de una palmera y no lejos de las fuentes de Inope. Cómo honrarte dignamente, oh Febo, digno de la mayor alabanza. Es a ti a quien las leyes de la armonía se atribuyen en todos lados, ya sea en el continente fértil o en las islas. Amas
las rocas, los picos amargos de las altas montañas, los ríos que se
precipitan en el mar, los promontorios que se asoman sobre las olas y
los vastos puertos del océano. ¡Latona te dio a luz primero, oh, tú que encantas a los mortales! Estaba
tumbada en el monte Cynthus, en una isla salvaje, en el Delos marítimo,
donde la corriente azulada, impulsada por el suave aliento de los
vientos, se rompe en la orilla.
Himno homérico a Apolo, 14 y ss.
Pitón, hija de la Tierra, era una enorme seipiente. Acostumbraba a dar respuestas a los oráculos ante Apolo en el monte Parnaso. Por un destino funesto la muerte le llegaría del hijo de Latona. Por aquel entonces Júpiter se había acostado con Latona, hija de Polo. Cuando Juno se enteró de esto, hizo que Latona diera a luz allí donde la luz del sol no pudiera llegar. Al enterarse Pítón de que Latona estaba embarazada de Jupiter, comenzó a perseguirla para matarla. Pero, siguiendo las órdenes de Júpiter, el viento Aquilón llevó por los aires a Latona hasta Neptuno. Él la tuvo bajo su protección, pero, para no incumplir la obra de Juno, la llevó a la isla Ortigia, que cubrió con sus olas. Como Pitón no la encontraba, volvió al Parnaso. Neptuno devolvió a la superficie la isla Ortigia, que posteriormente se llamó Delos. Allí Latona, abrazada a un olivo, dio a luz a Apolo y a Diana. a quienes Vulcano les regaló flechas. A1 cuarto día de su nacimiento, Apolo hizo pagar los sufrimientos de su madre. Llegó al Pamaso y mató a Pitón con sus flechas, de ahí que se le llame Pitio. Arrojó sus huesos a una caldera, la colocó en su templo y estableció en su honor unos juegos fúnebres que se llamaron Píticos.
Higino. Fábulas, 140.
Es una
tradición en la isla de Delos que un olivo y una palmera emergieron del
suelo, en el momento en que Latona, sintiendo los dolores del parto, no
lograba liberarse; y tan pronto como tocó esos árboles, dio a luz a los dos niños que llevaba en su vientre
Eliano. Historias diversas, V, 4.
El mismo invierno, los atenienses purificaron Delos, en cumplimiento, según parece, de un cierto oráculo. Había sido purificada antes por Pisístrato el tirano; no de hecho toda la isla, sino la parte mayor que se podía ver desde el templo. Sin embargo, ahora toda fue purificada de la siguiente manera. Se quitaron todos los sepulcros de los que habían muerto en Delos, y en el
futuro se ordenó que a nadie se le permitiera morir o dar a luz a un
niño en la isla; sino que debíann ser llevados a
Rhenea, que está tan cerca de Delos que Polícrates, tirano de Samos,
habiendo agregado a Rhenea a sus otras conquistas de islas durante su
período de dominio naval, la dedicó al Apolo de Delos, uniéndola a ésta con una cadena.
Tucídides. Historia de la guerra del Peloponeso, III, 104.
Rhenea es una islote desierto, distante de Delos sólo 4 estadios, y que contiene los entierros de los delios. Sabemos que está prohibido enterrar o quemar un cuerpo en Delos; y tampoco hay permiso para tener un perro. El nombre original de Rhenea fue Ortygia.
Estrabon. Geografía, X, 5, 5.
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