Dirck van Baburen: Prometeo siendo encadenado por Vulcano
Prometeo: ¡Oh Cronos, Japeto y la Madre Tierra! ¡Mirad los sufrimientos del inocente!
Hermes: ¿Por qué inocente? Para empezar, está el asunto de las carnes de los sacrificios. Tu manera de distribuirlas era la más injusta, la más falsa: tenías las mejores partes para ti y dejabas a Zeus los huesos envueltos en grasa resplandeciente; recuerdo el pasaje en Hesíodo; éstas son sus auténticas palabras. Luego hiciste a esos seres humanos, criaturas de maldad sin igual, las mujeres especialmente. Y para coronarlo todo, robaste el fuego, la más preciada posesión de los dioses, y se lo diste a ellos. Y con todo esto sobre tu conciencia, protestas de que no has hecho nada para merecer la cautividad.
Luciano. Prometeo en el Cáucaso, 13.
No hay comentarios:
Publicar un comentario