jueves, 28 de junio de 2012

La constelación del Auriga


La constelación del Auriga en un grabado del siglo XVIII.

Cuentan de éste que Zeus, al ver que fue el primer hombre en uncir los caballos al carro (se trataba de Erictonio, nacido de Hefesto y de Gea), quedó admirado de que hubiera conseguido un carro semejante al de Helio, gracias a uncir caballos blancos, y lo elevó a las estrellas. También condujo por vez primera una procesión en honor a Atenea en la Acrópolis, y dio fama además a los sacrificios en su honor, glorificando su estatua. Eurípides cuenta su nacimiento de la siguiente manera. Hefesto se enamoró de Atenea y quiso unirse a ella, pero ésta lo rechazó y, prefiriendo la virginidad, ocultóse en cierto lugar del Ática, al cual se denomina por él Hefesteo. Creyendo que la dominaría, Hefesto la atacó, pero fue herido por ella con la lanza y su deseo cedió, en tanto que el semen cayó sobre la tierra. Cuéntase que de ésta nació  un niño, que por eso se llamó Erictonio (de éris, "disputa"). Cuando éste creció, averiguó lo ocurrido y se ganó la admiración como atleta que fue. Celebraba con dedicación las Panateneas y guiaba su carro sirviéndose de un asistente que portaba un pequeño escudo y un casco de tres penachos sobre la cabeza. Por imitación de él existe el llamado apobátes (el jinete que saltaba de un caballo a otro durante una carrera, o el que saltaba del carro al final de la carrera y la acababa a pie).

Dentro de esta constelación se inscriben las figuras de la Cabra y de los Cabritos. En efecto, el poeta Museo dice que el recién nacido Zeus fue puesto en manos de Temis por Rea, que Temis entregó el retoño a Amaltea, y que ésta colocó a Zeus debajo de una cabra que poseía, para que ésta lo criara. La cabra era hija de Helio, y tan espantosa, que los dioses contemporáneos de Crono (los Cíclopes y los Hecatonquiros), aterrorizados por su aspecto, determinaron que Gea la ocultara en una de las cuevas de Creta. Una vez oculta, encargó a Amaltea su cuidado, y ésta crió a Zeus con la leche de la cabra. Cuando el niño alcanzó la juventud y se disponía a combatir contra los Titanes, pero carecía de armas, le fue vaticinado que usara la piel de la cabra a modo de arma por ser ésta invulnerable y terrorífica debido a que tenía en mitad del lomo el rostro de Gorgona. Zeus así lo hizo y con esta estratagema se mostró con redoblado poder. Después de cubrir los huesos de la cabra con el resto de la piel y restituirle el hálito vital y la inmortalidad, dícese que la dispuso como constelación en el firmamento.

Afirman algunos que era el auriga de Enómao, de nombre Mírtilo, hijo de Hermes.

Tiene una estrella en la cabeza, una en cada hombro, de las cuales la del izquierdo, llamada Cabra, es brillante, una en cada codo; una en la mano derecha y dos en la mano izquierda, llamadas Cabritos. Ocho en total.

Eratóstenes. Catasterismos, XIII.
Versión de Manuel Sanz Morales.

lunes, 18 de junio de 2012

El mito de Zeus según Diodoro


Pendiente de oro representando a dos abejas (Museo Arqueológico de Heraklion, Creta)

Respecto al nacimiento de Zeus y la manera en que llegó a ser rey, no hay acuerdo. Algunos dicen que accedió a la dignidad real después de que Cronos pasase de entre los hombres a la compañia de los dioses, no venciendo a su padre con violencia, sino en la manera prescrita por la costumbre y con justicia, habiendo sido juzgado digno de tal honor. Pero otros cuentan un mito que es como sigue: le fue dicho a Cronos un oráculo respecto al nacimiento de Zeus que aseguraba que el hijo que nacería le arrebataría la monarquía por la fuerza.
En consecuencia Cronos una y otra vez acabó con los hijos que engendró; pero Rhea, apenada como estaba, y sin embargo carente del poder para cambiar el propósito de su esposo, cuando dio a luz a Zeus, le ocultó en el monte Ida, como es llamado, y, sin el conocimiento de Cronos, confió la crianza del bebé a los Curetes que habitaban en las cercanías del monte Ida. Los Curetes le llevaron a cierta cueva donde lo entregaron a las ninfas, con la orden de que debían atender a cada necesidad suya.
Y las ninfas alimentaron al niño con una mezcla de miel y leche y le criaron en la ubre de la cabra que fue llamada Amaltea. Muchas evidencias del nacimiento y crianza de este dios permanecen hasta este día en la isla de Creta.
Por ejemplo, cuando era llevado, siendo todavía un niño, por los Curetes, dicen que se le cayó el cordón umbilical (omphalos) cerca del río conocido como Tritón, y que este lugar ha sido sagrado y ha sido llamado Ómfalo después de este incidente, mientras que de manera parecida la llanura que hay en torno ha sido conocida como Omfaleo. Y en el monte Ida, donde el dios fue alimentado, la cueva a su vez en que pasó sus días se ha hecho sagrada por él, y los prados que la rodean sobre las crestas de la montaña, han sido de alguna manera consagrados a él.
Pero los más asombroso de todo lo que relata el mito tiene que ver con las abejas, y no vamos a omitir la mención de ello: el dios, dicen, deseando preservar un recuerdo inmortal de su estrecha relación con las abejas, cambió su color, haciéndolo cobrizo con el destello del oro, y como esta región está a muy gran altitud, donde soplan fuertes vientos y caen nieves abundantes, hizo a las abejas insensibles a tales cosas y que no fuesen afectadas por ellas, ya que deben revolotear sobre las más invernales extensiones.
A la cabra que le amamantó también le acordó ciertos honores, y en particular Zeus tomó de ello un sobrenombre, siendo llamado Egioco. Y cuando alcanzó la virilidad fundó una ciudad en Dicte, donde en efecto el mito establece que nació; en tiempos posteriores la ciudad fue abandonada, pero aún se conservan algunos bloques de piedra de sus cimientos.

Diodoro Sículo. Biblioteca de historia, V, 70.

martes, 5 de junio de 2012

La guerra contra Cronos y los Titanes


Jordaens: La caída de los Titanes

Cuando Zeus hubo crecido, tomó a Metis, hija de Océano, para que le ayudase. Ella dio a Cronos una droga para beber, que le obligó a vomitar primero la piedra y luego a los hijos que se había tragado. Con la ayuda de ellos, Zeus libró la guerra contra Cronos y los Titanes. Lucharon durante diez años y Gea profetizó la victoria para Zeus si tenía como aliados a aquellos que habían sido arrojados al Tártaro. Así Zeus mató a su guardiana Campe y soltó sus ataduras. Entonces los Cíclopes dieron a Zeus el trueno y el relámpago y el rayo, y a Plutón le otorgaron un casco y a Poseidón un tridente. Provistos de estas armas los dioses superaron a los Titanes, los encerraron en el Tártaro y pusieron a los gigantes de cien manos como sus guardianes; para sí mismos se repartieron las porciones de la soberanía: a Zeus se le asignó el dominio del cielo, a Poseidón el dominio del mar y a Plutón el dominio del Hades.

Apolodoro. Biblioteca, 1,2,1.

lunes, 4 de junio de 2012

La rebelión de los titanes


Cornelis van Haarlem: La caída de los Titanes

Después de que Juno viese que Épafo, nacido de Júpiter y una concubina (Ío de Argos), gobernaba un reino tan grande como Egipto, se encargó de que fuese muerto mientras cazaba, y animó a los Titanes para que quitasen a Júpiter del trono y se lo devolviesen a Saturno. Cuando intentaron subir al cielo, Júpiter los arrojó de cabeza al Tártaro con la ayuda de Minerva, Apolo y Diana. Sobre Atlas, que había sido su líder, puso la la bóveda del cielo;  se dice que incluso ahora sostiene el cielo sobre sus hombros.

Higino. Fábulas, 150.