Mostrando entradas con la etiqueta Ciencias. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ciencias. Mostrar todas las entradas

jueves, 14 de marzo de 2019

In the consulship of Gnaeus Octavius

In the consulship of Gnaeus Octavius and Gaius Scribonius a spark was seen to fall from a star and increase in size as it approached the earth, and after becoming as large as the moon it diffused a sort of cloudy daylight, and then returning to the sky changed into a torch; this is the only record of this occurring. It was seen by the proconsul Silanus and his suite.

Plinio el Viejo. Historia natural, II, 35.

También han aparecido juntas tres Lunas

También han aparecido juntas tres Lunas, como sucedió cuando fueron cónsules Cneo Domicio y Cayo Fannio, a las cuales llamaron muchos Soles nocturnos.

Plinio el Viejo. Historia natural, II, 32.

jueves, 28 de junio de 2012

La constelación del Auriga


La constelación del Auriga en un grabado del siglo XVIII.

Cuentan de éste que Zeus, al ver que fue el primer hombre en uncir los caballos al carro (se trataba de Erictonio, nacido de Hefesto y de Gea), quedó admirado de que hubiera conseguido un carro semejante al de Helio, gracias a uncir caballos blancos, y lo elevó a las estrellas. También condujo por vez primera una procesión en honor a Atenea en la Acrópolis, y dio fama además a los sacrificios en su honor, glorificando su estatua. Eurípides cuenta su nacimiento de la siguiente manera. Hefesto se enamoró de Atenea y quiso unirse a ella, pero ésta lo rechazó y, prefiriendo la virginidad, ocultóse en cierto lugar del Ática, al cual se denomina por él Hefesteo. Creyendo que la dominaría, Hefesto la atacó, pero fue herido por ella con la lanza y su deseo cedió, en tanto que el semen cayó sobre la tierra. Cuéntase que de ésta nació  un niño, que por eso se llamó Erictonio (de éris, "disputa"). Cuando éste creció, averiguó lo ocurrido y se ganó la admiración como atleta que fue. Celebraba con dedicación las Panateneas y guiaba su carro sirviéndose de un asistente que portaba un pequeño escudo y un casco de tres penachos sobre la cabeza. Por imitación de él existe el llamado apobátes (el jinete que saltaba de un caballo a otro durante una carrera, o el que saltaba del carro al final de la carrera y la acababa a pie).

Dentro de esta constelación se inscriben las figuras de la Cabra y de los Cabritos. En efecto, el poeta Museo dice que el recién nacido Zeus fue puesto en manos de Temis por Rea, que Temis entregó el retoño a Amaltea, y que ésta colocó a Zeus debajo de una cabra que poseía, para que ésta lo criara. La cabra era hija de Helio, y tan espantosa, que los dioses contemporáneos de Crono (los Cíclopes y los Hecatonquiros), aterrorizados por su aspecto, determinaron que Gea la ocultara en una de las cuevas de Creta. Una vez oculta, encargó a Amaltea su cuidado, y ésta crió a Zeus con la leche de la cabra. Cuando el niño alcanzó la juventud y se disponía a combatir contra los Titanes, pero carecía de armas, le fue vaticinado que usara la piel de la cabra a modo de arma por ser ésta invulnerable y terrorífica debido a que tenía en mitad del lomo el rostro de Gorgona. Zeus así lo hizo y con esta estratagema se mostró con redoblado poder. Después de cubrir los huesos de la cabra con el resto de la piel y restituirle el hálito vital y la inmortalidad, dícese que la dispuso como constelación en el firmamento.

Afirman algunos que era el auriga de Enómao, de nombre Mírtilo, hijo de Hermes.

Tiene una estrella en la cabeza, una en cada hombro, de las cuales la del izquierdo, llamada Cabra, es brillante, una en cada codo; una en la mano derecha y dos en la mano izquierda, llamadas Cabritos. Ocho en total.

Eratóstenes. Catasterismos, XIII.
Versión de Manuel Sanz Morales.

miércoles, 11 de abril de 2012

La estrella Capella

 La estrella Capella sobre el Himalaya

Si es tu deseo prestar atención a la constelación del Auriga y sus estrellas, y si la fama de la misma estrella Capella (cabrita) y los Muchachos (Cabritos) ha llegado a ti, la cual los hombres agitados por la tormenta han visto con frecuencia en la profundidad oscura, la encontrarás en todo su poder dirigiéndote hacia la mano izquierda de los Gemelos (estrellas Cástor y Polux). Frente a ella gira la parte superior de la cabeza de la Hélice (Osa Mayor), pero sobre el hombro izquierdo del Auriga se encuentra la Cabra sagrada, que, como cuenta la leyenda, dio de mamar a Zeus. Los intérpretes de Zeus la llaman la Cabra de Oleno. Es grande y brillante, pero allí en la cintura del Auriga brillan débilmente los Muchachos (Cabritos).

Arato. Fenómenos, 156-166.


Constelación del Auriga

lunes, 10 de octubre de 2011

El origen en el Caos


Esta materia, de cuatro clases, y dotada de vida, era un abismo infinito, por decirlo así, fluyendo eternamente, producido sin orden y que formaba de vez en cuando incontables pero ineficaces combinaciones (que, por lo tanto, disolvía otra vez por falta de orden); en verdad maduro, pero incapaz de obligarse a generar una criatura viviente.
Y ocurrió una vez que este mar infinito, que era por su propio carácter llevado por un movimiento natural, fluyó de una manera ordenada de él mismo a él mismo (de vuelta a sí mismo), como un remolino, mezclando las substancias de tal manera que de cada una de ellas fluyó el centro del universo (como en el embudo de un molde), lo que precisamente era lo más útil y adecuado para la generación de una criatura viviente. Éste centro fue llevado por el remolino que todo lo transportaba, tomó para sí mismo el espíritu circundante, y habiendo sido concebido así era muy fértil y formó una substancia separada.
Tal como una burbuja se forma usualmente en el agua, así todo lo circundante contribuyó a la concepción de esta esfera. Entonces salió a la luz, después de que hubo sido concebida en sí misma, y fue llevada hacia arriba por el espíritu divino que la rodeaba, siendo quizá la cosa más grande jamás nacida. Una obra, para decirlo así, que tenía vida, y que había sido concebida por este infinito abismo, en forma de huevo y ligera como un pájaro.

Pseudo-Clemente de Roma. Homilías, VI, 4.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Las yeguas fecundadas por el viento

Asturcones

Es bien sabido que en Lusitania, en las cercanías de la ciudad de Olisipo y el río Tajo, las yeguas, volviendo sus caras hacia el viento oeste cuando sopla, quedan fecundadas por sus brisas, y que los potros que son concebidos de esta manera son notables por su extrema ligereza; pero nunca viven más de tres años. Galicia y Asturias también son regiones de Hispania; producen una especie de caballos conocidos como thieldones, y cuando son de tamaño más pequeño, asturcones; tienen una manera de andar propia peculiar y nada común, que es muy tranquila, y proviene de que mueven las dos patas de un mismo lado juntas; estudiando la naturaleza de este paso, a nuestros caballos les ha sido enseñado el movimiento que llamamos "ir al paso". Los caballos tienen casi las mismas enfermedades que los hombres; además de lo cual, están sujetos a una acción irregular de la vesícula biliar como, en efecto, es el caso de todas las bestias de carga.

Plinio. Historia natural, VIII, 67.