lunes, 18 de junio de 2012

El mito de Zeus según Diodoro


Pendiente de oro representando a dos abejas (Museo Arqueológico de Heraklion, Creta)

Respecto al nacimiento de Zeus y la manera en que llegó a ser rey, no hay acuerdo. Algunos dicen que accedió a la dignidad real después de que Cronos pasase de entre los hombres a la compañia de los dioses, no venciendo a su padre con violencia, sino en la manera prescrita por la costumbre y con justicia, habiendo sido juzgado digno de tal honor. Pero otros cuentan un mito que es como sigue: le fue dicho a Cronos un oráculo respecto al nacimiento de Zeus que aseguraba que el hijo que nacería le arrebataría la monarquía por la fuerza.
En consecuencia Cronos una y otra vez acabó con los hijos que engendró; pero Rhea, apenada como estaba, y sin embargo carente del poder para cambiar el propósito de su esposo, cuando dio a luz a Zeus, le ocultó en el monte Ida, como es llamado, y, sin el conocimiento de Cronos, confió la crianza del bebé a los Curetes que habitaban en las cercanías del monte Ida. Los Curetes le llevaron a cierta cueva donde lo entregaron a las ninfas, con la orden de que debían atender a cada necesidad suya.
Y las ninfas alimentaron al niño con una mezcla de miel y leche y le criaron en la ubre de la cabra que fue llamada Amaltea. Muchas evidencias del nacimiento y crianza de este dios permanecen hasta este día en la isla de Creta.
Por ejemplo, cuando era llevado, siendo todavía un niño, por los Curetes, dicen que se le cayó el cordón umbilical (omphalos) cerca del río conocido como Tritón, y que este lugar ha sido sagrado y ha sido llamado Ómfalo después de este incidente, mientras que de manera parecida la llanura que hay en torno ha sido conocida como Omfaleo. Y en el monte Ida, donde el dios fue alimentado, la cueva a su vez en que pasó sus días se ha hecho sagrada por él, y los prados que la rodean sobre las crestas de la montaña, han sido de alguna manera consagrados a él.
Pero los más asombroso de todo lo que relata el mito tiene que ver con las abejas, y no vamos a omitir la mención de ello: el dios, dicen, deseando preservar un recuerdo inmortal de su estrecha relación con las abejas, cambió su color, haciéndolo cobrizo con el destello del oro, y como esta región está a muy gran altitud, donde soplan fuertes vientos y caen nieves abundantes, hizo a las abejas insensibles a tales cosas y que no fuesen afectadas por ellas, ya que deben revolotear sobre las más invernales extensiones.
A la cabra que le amamantó también le acordó ciertos honores, y en particular Zeus tomó de ello un sobrenombre, siendo llamado Egioco. Y cuando alcanzó la virilidad fundó una ciudad en Dicte, donde en efecto el mito establece que nació; en tiempos posteriores la ciudad fue abandonada, pero aún se conservan algunos bloques de piedra de sus cimientos.

Diodoro Sículo. Biblioteca de historia, V, 70.

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