lunes, 8 de abril de 2019

Tras haber vuelto de Hispania

Tras haber vuelto de Hispania a Roma, pasando a Macedonia derrotó por fin a Pompeyo en la batalla de Farsalia, después de haberlo tenido sitiado durante casi cuatro meses tras inmensas fortificaciones y, persiguiéndolo en su huida a Alejandría, cuando descubrió que había sido asesinado, emprendió una guerra con el rey Ptolomeo (que veía que también a él le tendía emboscadas) especialmente ardua, ya que ni el lugar ni el tiempo le eran favorables, sino que se desarrolló en invierno y dentro de las murallas de un enemigo muy bien pertrechado y muy astuto, mientras que él mismo carecía de todo y no se encontraba preparado. Vencedor en ella, entrego el reino de Egipto a Cleopatra y a su hermano menor, por temor a convertirlo en provincia romana para que fuese un día, en manos de un gobernador lo bastante impetuoso, cuna de revoluciones. De Alejandría pasó a Siria y de allí al Ponto, porque le urgían a ello las noticias sobre Farnaces, hijo de Mitrídates el Grande, que por entonces se había levantado en armas aprovechando la ocasión favorable y cuya arrogancia se habia ya visto incrementada por numerosos éxitos. Al quinto día de su llegada, a las cuatro horas de haber salido a su encuentro, lo derrotó por completo en una sola batalla, razón por la que a menudo mencionaba la suerte de Pompeyo, que había alcanzado su principal gloria militar gracias a un tipo de enemigos tan ineptos para la guerra. Luego vencio a Escipión y a Jubal, que reanimaban en Africa los restos de su partido, y a los hijos de Pompeyo en Hispania.

Suetonio. Vidas de los doce césares. Julio César, 35.

No hay comentarios:

Publicar un comentario