jueves, 6 de octubre de 2011

La Creación según Aristófanes



En el principio sólo existían el Caos y la Noche, el negro Erebo y el profundo Tártaro; la Tierra, el Aire y el Cielo no habían nacido todavía; al fin, la Noche de negras alas puso en el seno infinito del Erebo un huevo sin germen, del cual, tras el proceso de largos siglos, nació el apetecido Amor con alas de oro resplandeciente, y rápido como el torbellino. El Amor, uniéndose en los abismos del Tártaro al Caos alado y tenebroso, engendró nuestra raza (la de las aves), la primera que nació a la luz. La de los inmortales no existía antes de que el Amor mezclase los gérmenes de todas las cosas; pero, al confundirlos, brotaron de tan sublime unión el Cielo, la Tierra, el Océano y la raza eterna de las deidades bienaventuradas.

Aristófanes. Las aves, 692 y ss.

miércoles, 5 de octubre de 2011

El nacimiento de los dioses primigenios


Gea (Ara Pacis, Roma)

¡Salud hijas de Zeus! Otorgadme el hechizo de vuestro canto. Celebrad la estirpe sagrada de los sempiternos Inmortales, los que nacieron de Gea y del estrellado Urano, los que nacieron de la tenebrosa Noche y los que crió el salobre Ponto. Decid también cómo nacieron al comienzo los dioses, la tierra, los ríos, el ilimitado mar de agitadas olas y, allí arriba, los relucientes astros y el ancho cielo. Y los descendientes de aquéllos, los dioses dadores de bienes, cómo se repartieron la riqueza, cómo se dividieron los honores y cómo además, por primera vez, habitaron el muy abrupto Olimpo. Contadme esto, Musas que desde un principio habitáis las moradas olímpicas, y decidme lo que hubo antes de ellos.
Antes que todas las cosas, en un comienzo, fue el infinito Caos. Después Gea la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los inmortales que habitan la nevada cumbre del Olimpo. En el fondo de Gea de anchos caminos existió el tenebroso Tártaro. Por último, Eros, el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos. Del Caos surgieron Érebo y la negra Nix. De Nix a su vez nacieron el Éter y Hemera, a los que alumbró preñada en contacto amoroso con Érebo. Gea alumbró primero al estrellado Urano con sus mismas proporciones, para que la contuviera por todas partes y poder ser así sede siempre segura para los felices dioses. También dio a luz a los grandes Ourea, deliciosa morada de diosas, las Ninfas que habitan en los boscosos montes. Ella igualmente parió al estéril piélago de agitadas olas, el Ponto, sin mediar el grato comercio.
Luego, acostada con Urano, alumbró a Océano de profundas corrientes, a Ceo, a Crío, a Hiperión, a Jápeto, a Tea, a Rea, a Temis, a Mnemósine, a Febe de áurea corona y a la amable Tetis. Después de ellos nació el más joven, Cronos, de mente retorcida, el más terrible de los hijos y se llenó de un intenso odio hacia su padre. Dió a luz además a los Cíclopes de soberbio espíritu, a Brontes, a Estéropes y al violento Arges, que regalaron a Zeus el trueno y le fabricaron el rayo. Éstos en lo demás eran semejantes a los dioses, pero en medio de su frente había un solo ojo. Cíclopes era su nombre por eponimia, ya que efectívamente, un solo ojo completamente redondo se hallaba en su frente. El vigor, la fuerza y los recursos presidían sus actos. También de Gea y Urano nacieron otros tres hijos enormes y violentos cuyo nombre no debe pronunciarse: Coto, Briareo y Giges, monstruosos engendros. Cien brazos informes salían agitadamente de sus hombros y a cada uno le nacían cincuenta cabezas de los hombros, sobre robustos miembros. Una fuerza terriblemente poderosa se albergaba en su enorme cuerpo. De todos los hijos que nacieron de Gea y Urano, estos eran los más terribles y fueron odiados por su propio padre desde el principio.

Hesíodo. Teogonía, 104-155.

martes, 4 de octubre de 2011

Los hijos de Urano y Gea

Urano y Gea (mosaico del siglo III d.C.)(Gliptoteca de Munich)

Urano (el Cielo) fue el primero que gobernó sobre el mundo entero. Habiendo desposado a Gea (la Tierra), engendró primero a los hecatónquiros, como fueron llamados: Briareo, Gies y Coto, que nunca fueron sobrepasados en tamaño y poder. Cada uno de ellos tenía cien manos y cincuenta cabezas.
Después de estos, Gea dio a luz a los cíclopes, esto es, Arges, Estéropes y Brontes, cada uno de los cuales tenía un ojo en su frente. Pero Urano los destinó y arrojó al Tártaro, un lugar obscuro en el Hades tan distante de la Tierra como la Tierra lo está del Cielo.
Y otra vez Urano engendró hijos a Gea, esto es, los titanes, como fueron llamados: Océano, Ceo, Hiperión, Crío, Jápeto y, el más joven de todos, Cronos; también hijas, la titánidas, como son llamadas: Tetis, Rhea, Temis, Mnemósine, Febe, Dione y Tea.

Apolodoro. Biblioteca, I, 1-3.

lunes, 3 de octubre de 2011

Philyra y Cronos

Parmigianino: Saturno (Cronos) y Philyra

Y a la caída de la noche los argonautas llegaron a la isla de Philyra, donde Cronos, hijo de Urano (en el tiempo en que reinó en el Olimpo sobre los titanes y Zeus aún era alimentado en una caverna de Creta por los Curetes del monte Ida), yació junto a Philyra, engañando a Rhea; y la diosa les encontró en medio de sus juegos; y Cronos saltó del lecho con ímpetu en la forma de un corcel de flotantes crines, pero la hija de Océano, Philyra, avergonzada, dejó aquel sitio y sus lugares favoritos, y vino a las largas crestas montañosas de los pelasgos, donde de su unión con la deidad transfigurada dio a luz al enorme Quirón, medio caballo y medio dios.

Apolonio de Rodas. Argonáutica, II, 1231-1241.