martes, 4 de agosto de 2015

Las Musas


[A las Musas] las alumbró en Pieria, amancebada con el padre crónida, Mnemósine, señora de las colinas de Eleuter, como olvido de males y remedio de preocupaciones. Nueve noches se unió con ella el prudente Zeus subiendo a su lecho sagrado, lejos de los Inmortales. Y cuando ya era el momento y dieron la vuelta las estaciones, con el paso de los meses, y se cumplieron muchos días, nueve jóvenes de iguales pensamientos, interesadas solo por el canto y con un corazón exento de dolores en su pecho, dio a luz aquélla, cerca de la más alta cumbre del nevado Olimpo. Allí forman alegres coros y habitan suntuosos palacios. Junto a ellas viven, entre fiestas, las Gracias e Hímero (el Deseo). Y una deliciosa voz lanzando por su boca, cantan y celebran las normas y sabias costumbres de todos los Inmortales. Aquéllas iban entonces hacia el Olimpo, engalanadas con su bello canto, inmortal melodía. Retumbaba en torno de la oscura tierra el son de sus cantos, y un delicioso ruido subía de debajo de sus pies al tiempo que marchaban al palacio de su padre. Reina aquél sobre el cielo y es dueño del trueno y del llameante rayo, desde que venció con su poder al padre Cronos. Perfectamente repartió por igual todas las cosas entre los Inmortales y fijó sus prerrogativas.

Hesíodo. Teogonía, 53-74.

martes, 23 de junio de 2015

Contra los dioses paganos


Si su absurda teología se limitase a decir que los dioses han sido creados y salen del agua, después de haber demostrado que todo lo que ha recibido el ser está sujeto a perderlo, yo llegaría a las acusaciones que me quedan aún por rechazar. Pero ved hasta donde llevan la extravangacia: dan a sus dioses formas y figuras extrañas, por ejemplo el dios Hércules, al que representan como un dragón enroscándose sobre si mismo, y estos gigantes a los cuales dan cien brazos; un ejemplo también sería la hija que Júpiter tuvo de Rea o Ceres y que tenía aparte de los ojos naturales, otros dos sobre la frente, una especie de pico detrán en el cuello y cuernos en la cabeza, de manera que Rea, su madre, espantada de este pequeño monstruo, huyó de él y no le dio el pecho; por esto es llamada misteriosamente Athela, es decir, que no fue amamantada, y comúnmente Proserpina y Coré, distinta sin embargo de Minerva, llamada también Coré a causa de la pupila de sus ojos. Describen pomposamente lo que ellos llaman sus elevados hechos: los de Saturno, por ejemplo, que mutiló a su padre, le tiró de su carro y se manchó con el parricidio, devorando a sus hijos varones; los de Júpiter, que precipitó en el Tártaro a su padre cargado de cadenas, como Urano había precipitado a sus hijos. Cuentan de qué manera combatió por el imperio contra los titanes y persiguió a Rea, su madre, que sentía horror de unirse a su hijo; como ésta tomó la forma de la hembra del dragón, él se convirtió a sí mismo en dragón rápidamente y se unió con ella por medio de un nudo llamado nudo de Hércules, cuya imagen se ve aún en el caduceo de Mercurio; cómo, a continuación, habiendo violado a su hija Proserpina, bajo la misma forma de dragón, tuvo un hijo de ella llamado Denys o Baco. Cuando vuestros poetas sostienen tales absurdos, ¿no tengo derecho a dirigirles estas palabras? ¿Qué tiene, pues, parecida historia de útil, honorable, para hacernos creer en la divinidad de Saturno, de Júpiter, de Coré y de vuestros otros dioses? ¿Serían las formas que ella ha dado a su cuerpo? Pero yo os pregunto, ¿qué hombre de buen sentido o acostumbrado a reflexionar podría creer que un dios haya engendrado una víbora, como pretende Orfeo?

"Phanes, dice, engendró de su flanco sagrado otro monstruo, una víbora horrible a la vista; su cabeza estaba cubierta de cabellos, su rostro era de una rara belleza, pero el resto del cuerpo, desde el cuello, era el de un dragón terrible."

¿Quién se dejará persuadir de que este mismo Phanes sea el primogénito de los dioses (porque es él el primero que salió del huevo); que haya tenido la forma y el cuerpo de un dragón y que Júpiter, para escapar a su persecución, lo haya devorado? Si estos dioses no difieren en nada de las bestias más viles, es evidente que no son dioses. Existe una gran diferencia entre las cosas materiales y la naturaleza divina. ¡Por qué, pues, ofrecer nuestros homenajes a dioses que no han nacido de manera diferente a las bestias y que tienen un rostro y una forma monstruosos!

Atenágoras. Apología de los cristianos, XX

martes, 26 de mayo de 2015

Radamantis


Respecto al mismo Radamantis, Homero dice en la conversación entre Proteo y Menelao que este último iría a los Campos Elíseos, pero que Radamantis ya había llegado allí. Cinetón también en su poema presenta a Radamantis como el hijo de Hefesto, a Hefesto como un hijo de Talos y a Talos como un hijo de Cres. Las leyendas de Grecia generalmente tienen diferentes formas y esto es particularmente cierto en lo que se refiere a la genealogía. 

Pausanias. Descripción de Grecia, VIII, 53, 5.

martes, 28 de abril de 2015

El nacimiento de Marte


Dijo Flora: Marte, también, nació por mi estratagema; quizá no lo sepas y ruego que Júpiter, que hasta ahora no lo sabe, no pueda saberlo nunca. La sagrada Juno, apenada porque Júpiter no necesitó sus servicios cuando Minerva nació sin una madre, fue a quejarse a Océano de las obras de su marido; cansada por el viaje, paró ante mi puerta. Tan pronto como la vi dije:"¿Qué te trae aquí, hija de Saturno?" Ella expuso cuál era la meta de su viaje añadiendo sus razones. Yo la consolé con palabras amistosas. "Mi aflicción, dijo ella, no se alivia con palabras. Si Júpiter se ha convertido en padre sin el uso de una esposa y une los dos títulos en una sola persona, por qué yo he de perder la esperanza de ser madre sin un marido y de parir sin contacto con un hombre, siempre suponiendo que soy casta. Probaré todas las pócimas del ancho mundo y exploraré los mares y las profundidades del Tártaro." Su discurso habría continuado, pero en mi cara hubo una súbita mirada de duda. "Ninfa, tú pareces tener algún poder para ayudarme", dijo. Tres veces deseé prometerle ayuda, pero tres veces mi lengua se calló: la ira del gran Júpiter me llenó de miedo. "Ayúdame, te lo ruego, dijo, el nombre del que me ayude permanecerá secreto y acudiré a la divinidad del agua estigia para que sea mi testigo." "Tu deseo, dije, será cumplido por una flor que me fue enviada de los campos de Oleno. Es la única flor de su clase en mi jardín." El que me la dio me dijo: "Toca también con esta flor a una novilla estéril y será madre." La toqué y sin dilación fue madre. Inmediatamente arranqué la pegajosa flor con mi pulgar y toqué a Juno y ella concibió cuando ésta tocó su seno. Y ahora embarazada pasó a Tracia y dejó las costas de Propóntide; su deseo le fue concedido y nació Marte. En memoria del nacimiento que me debía, dijo: "Ten tú también un lugar en la ciudad de Rómulo."

Ovidio. Fastos, V, 229-260