viernes, 28 de octubre de 2011

El padre Éter fecunda a la madre Tierra

Jakob Philipp Hackert: Paisaje con ganado cerca de un río

He aquí que las lluvias que el padre Éter lanza al seno de la madre Tierra perecen; pero entonces nace el resplandeciente grano y las ramas de los árboles se vuelven verdes y los mismos árboles crecen grandes y se cargan de frutos; y por lo tanto la raza del hombre y todas las bestias salvajes son alimentadas a su vez; las alegres ciudades prosperan con niños y niñas; y los bosques frondosos se hacen eco de nuevos pájaros; el ganado, gordo y soñoliento, asienta su corpulencia en los jubilosos pastos mientras que las gotas de blanco cieno chorrean de las distendidas ubres; los jóvenes corretean con sus débiles articulaciones entre las hierbas tiernas, frescos los corazones embriagados por la nueva y cálida leche.

Lucrecio. De la naturaleza de las cosas, I, 250 y ss.

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